¿Por qué estamos en crisis de exportaciones?

Hace apenas unos meses, el presidente de la LigaMX, Mikel Arriola, apareció en televisión para decir que en dos años México aumentaría considerablemente sus exportaciones. En su momento, dijimos que eso era esencialmente imposible, y este verano parece estarnos dando la razón. No sólo no han aumentado, sino que están en cero y no tiene pinta de que mejoren.

Peor aún, son varios ya los jugadores que pintan para regresar a la liga, la mayoría juveniles, pero hay fuertes rumores que dos consagrados tomarán el camino de vuelta, Jorge Sánchez y Érick Gutiérrez, lo que sería una lástima para el nivel competitivo general del futbol mexicano.

La pregunta es ¿qué está pasando? ¿Por qué es tan difícil para el futbol mexicano exportar en general, y la cosa está peor hoy en día? Trataremos de responder a eso en esta columna con ayuda de un directivo y un scout europeo.

1.- Los precios del mercado mexicano: Esta es la obvia y la más repetida, el mercado nacional es absurdamente caro. Jugadores que, por cartel y proyección, costarían 3 o 4 millones de dólares si fueran colombianos o ecuatorianos, en México los venden por 10. En consecuencia, los clubes europeos prefieren ir por futbolistas de otras nacionalidades. En general, sin embargo, los análisis se quedan ahí, cuando la realidad es que hay otras razones, que se relacionan con esta, y que provocan aún más problemas.

2.- El mexicano no es bien apreciado en Europa: “Dime cuántos mexicanos han triunfado en clubes europeos top”, me pide el scout -que trabaja en un club que ha tenido muchos mexicanos- y responde él mismo, “tres, Sánchez, Márquez y Chicharito. Es todo. Del resto, los que han triunfado han sido pocos, y en clubes y ligas de segundo orden. La reputación es muy importante en los clubes europeos. Por eso, ante dos jugadores de la misma calidad, se irán por un argentino antes que un mexicano”.

3.- Al mexicano le cuesta adaptarse: Incluso en los mercados donde han triunfado, es raro que, en tiempos recientes, los mexicanos funcionen desde el primer partido. Edson Álvarez casi no jugó en sus primeros seis meses en el Ajax, Santi Giménez no podía tampoco ganarse la titularidad en el Feyenoord, Raúl Jiménez sufrió muchísimo en el Atlético de Madrid, Orbelín Pineda casi no tuvo minutos en el Celta. El lento ritmo del futbol mexicano y los enormes espacios, contrastan con el estilo más físico y la velocidad de Europa, y eso lo hace complejo. Y si añadimos que casi ninguno de nuestros futbolistas habla siquiera inglés, y que mientras sufren en una cultura distinta saben que en México podrían estar cómodos ganando millones, la empanada está servida.

4.- El mexicano da ventajas físicas: Muchas veces en esta columna se ha dicho de los problemas físicos que tienen el futbolista mexicano al compararse con las potencias. En cada Mundial, en promedio tenemos una desventaja de 6 centímetros con el equipo más alto y, aunque no lo parezca, eso es un montón. Pero no sólo es eso. La alimentación que hace a nuestro país uno de los más obesos del mundo también permea en el futbol. Hace un par de años, Jorge Berlanga, entonces dueño del Toledo español nos decía, “el futbolista mexicano llega aquí con 10% más de grasa corporal de lo que debería y menor masa muscular, y eso afecta muchísimo sus primeros meses, porque tiene que ponerse al parejo físicamente”.

5.- El jugador mexicano, hoy, no tiene calidad: Esa es la más dolorosa de todas. Si tuviéramos futbolistas de potencial altísimo, los clubes europeos irían por ellos sin duda, pero la realidad es que hoy hay muy pocos. Hace unos años, Ajax y Betis pagaron alrededor de 15 millones de dólares por Edson y Lainez. Hoy no hay un sólo jugador joven mexicano que esté remotamente valorado en eso. “Puse atención a la selección en Qatar, para ver si podíamos encontrar un jugador que nos gustara”, me dijo el scout, “pero la realidad es que no encontramos a nadie. Chávez podía haber sido, pero a los 26 años ya no tendría valor de reventa. Y lo que he visto de selecciones juveniles tampoco me ha entusiasmado”.

Por más que nos duela, tiene razón. De los jugadores Sub23 que disputaron Toulon y amistosos en verano pasado, apenas unos cuantos tienen experiencia extensa en Primera División, y sólo uno rindió al nivel que se podría esperar de un buen prospecto europeo, Fidel Ambriz. La caballada está flaca, y no parece que vaya a mejorar mucho.

6.- El futbol mexicano no tiene la infraestructura para exportar: Muchos aficionados estadounidenses se quejan cuando digo que sus jugadores se van en muy buena medida porque las agencias más importantes son de ahí, y el futbol europeo está lleno de dueños de clubes gringos. El asunto es que esa es la realidad. Y lo están aprovechando, como deben de hacerlo. Lo mismo han hecho los portugueses con Jorge Mendes, o lo hicieron los uruguayos cuando el promotor Paco Casal tenía grandes intereses en el futbol italiano. Los argentinos tienen montones de promotores que mueven a sus futbolistas también. 

La infraestructura cuenta, y mucho. México, no la tiene. Para empezar, los empresarios mexicanos apenas tienen dos equipos de segunda en España y los jugadores que han contratado han tenido experiencias desastrosas. Luego, no existe una agencia promotora dominante, los mejores futbolistas que tenemos están repartidos entre una decena de representantes sin el poder para negociar grandes contratos. Para acabar, a diferencia de estadounidendeses y sudamericanos, nuestros jugadores no tienen pasaporte comunitario. Todo eso es una desventaja GIGANTESCA, que sumada a las otras, complica muchísimo el panorama.

Ahí lo tienen. Esa es la realidad del futbol mexicano hoy. Los factores por los que no exportamos son tantos, y tan complejos, que parece imposible que la cosa cambie. Ojalá la FMF de algún modo se saque un as bajo la manga y cumpla lo que dijo Mikel Arriola pero, la verdad, tiene pinta de que, con la disminución de extranjeros en la LigaMX, veremos aún más regresos de futbolistas tricolores del extranjero. Como con tantas otras cosas en nuestro futbol, es lo que hay.

Por Martín del Palacio