10 aprendizajes del México 1-1 Estados Unidos

Se jugó el primer “Clásico” de un año que puede tener hasta tres y acabó en un empate con sabor a derrota para México. Digo sabor a derrota no tanto por la actuación sino porque era un juego para ganar por 2 o 3 goles y al final se deja ir la victoria en un error defensivo cuando el partido estaba ya bajo control, con el golpe moral y de ambiente que representa. Vayamos con el análisis.

1.- El resultado, como tal, no tiene importancia: Era un partido amistoso de selecciones B, fuera de fecha FIFA. Es el entorno perfecto para hacer pruebas y buscar ajustar rumbo a citas más importantes. En ese contexto, el resultado, fuera el que fuera, no iba a tener relevancia real. Aún si México hubiera ganado 2 o 3-0, en mi opinión el marcador que reflejaba lo que pasó en la cancha, no hubiera valido de nada si se pierde en Nations League en un mes.

2.- Aún así, es una gran oportunidad perdida: En lo que sí tenía mucho valor este partido era en la percepción y en el ambiente en torno al equipo. La narrativa ahora es que México lleva 5 partidos sin ganarle a Estados Unidos, y esa es una estadística absolutamente real, más allá de circunstancias o merecimientos. Llevarse el triunfo en este juego molerísimo hubiera roto la estadística y calmado las aguas. No hacerlo significa que la toxicidad a este respecto seguirá y seguirá.

3.- México fue muy superior: Lo más importante, futbolísticamente hablando, es que la selección fue realmente superior a su rival. Con excepción de un descuido en una contra en el primer tiempo, El Tri dominó por completo ese lapso, al punto que Estados Unidos sólo tuvo un toque de balón en el área rival. En el segundo, con los gringos intentando salir más, la selección buscó forzar errores de los defensas calidad MLS y lo consiguió, con el gol de Antuna y varios otros contragolpes del estilo.

4.- El problema de siempre, la generación de oportunidades: El Tri dominó la posesión, tuvo muchísimos más disparos a gol, el partido se jugó en campo rival durante los 90 minutos, y aún así realmente se generó una opción de verdadero peligro en total en jugada, y lo peor es que terminó en el gol del rival, después de que los gringos contragolpearon tras un excelente disparo de Charly que acabó en el travesaño.

5.- La mala suerte nos persigue: Ya hablamos de la jugada de Charly al travesaño. Esa bola entra y la narrativa cambia por completo. México podría haber presumido su “dos a cero”, que, realmente, no habría tenido importancia, pero hubiera calmado las aguas y, en lugar de eso, se comió el empate. Algo similar sucedió en el encuentro pasado con Jamaica, cuando Lainez puso un disparo muy parecido en la madera. De haber entrado esas, México llevaría tres de tres, pero la fortuna no nos ha acompañado.

6.- México tiene que aprender a cerrar los partidos: La selección, desde tiempos inmemoriales, ha sido muy inocente, lo que provoca que le saquen partidos controlados. Ahora pasó otra vez, el equipo siguió buscando el segundo hasta el final, lo que, en general, es positivo, pero le faltó la malicia para evitar el empate. ¿En serio los gringos recorrieron 80 metros sin que nadie pudiera cortarlos con una falta táctica? Son esos detallitos los que nos han faltado siempre y nos impiden sacar resultados.

7.- Hay que limpiar los errores técnicos: México se pudo ir en desventaja en el marcador desde el minuto tres después de una pérdida en media cancha, que acabó en contra. Acevedo salió mal a cortar, buscando con los pies en lugar de las manos, y la rebotó en Araujo. De milagro no entró. Y en el gol, otro contragolpe, cuyo centro le hubiera seguramente caído al portero si no es que Víctor Guzmán lo puso en la pierna de Ferreira con un mal despeje. Detalles que cuestan partidos.

8.- Cocca tiene razón, vaso medio lleno: Lo dijo varias veces en la conferencia tras el encuentro, que él prefería verlo así. Y la verdad es que tiene razón. Hubo cosas qué corregir pero en general el equipo no estuvo mal. Pudo ser más vertical que de costumbre, encontró ya a su lateral derecho en Julián Araujo, hizo algunos debuts, Alexis reapareció. Hubo cositas positivas, nada para echar cohetes ni mucho menos, pero cositas.

9.- La presión es ridícula, basta ya: En un partido molero, sin importancia real alguna, Cocca se sintió tan presionado para ganar que sólo hizo dos cambios, y uno de ellos al ’86. Después del empate, el público empezó a gritar “puto”, más allá de que, en la práctica, México había sido mucho mejor en el partido. La relación entre la selección y la afición raya en lo ridículo. La gente sigue llenando estadios pero no tiene ninguna tolerancia a la frustración. Y los medios no ayudan nada. No sé cómo se pueda resolver eso (más que goleando todos los partidos), pero así no se va a poder trabajar en paz.

10.- Esto se está empezando a parecer a la década 2000-2009: Para quienes no la recuerdan, en aquellos tiempos, los gringos nos tuvieron de hijos. Nos ganaron casi todos los partidos, a veces en circunstancias insólitas, y crearon un bloqueo mental donde no parecía haber manera de revertir la tendencia. En la mala racha actual, México debió haber ganado por lo menos 3 de los 5, pero no lo hizo, y la circunstancia se ha vuelto muy parecida ya. En aquel entonces, se rompió la maldición con una goleada de 5-0 en la final de Copa Oro, y a partir de ahí empezó una década de paternidad mexicana. Algo así tendría que pasar en Nations League para recuperarnos anímicamente y darle vuelta a la tendencia.

Por Martín del Palacio

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