El caso a favor de los “moleros” del Tri

Estimados lectores, antes de entrar en materia, les pido que lean este artículo con la mente abierta. Uno de los objetivos del periodismo en general es retar las ideas preestablecidas, y en este texto más aún. Dicho lo que tenía que decir, arranquemos.

Uno de los odios que me parecen más raros en el futbol mexicano es el de los “partidos moleros”. Sobre todo aquellos que no son dentro de fechas FIFA. Cada vez que se anuncia uno como el que viene contra Ecuador, empieza la andanada de quejas por parte de los aficionados. “Para qué sirven esas jaladas”, “engañan a los paisanos”, “abaratan la camiseta de la selección”, suelen ser algunos de los argumentos.

En la práctica, sin embargo, hay muy pocos argumentos negativos contra esos partidos. El primero y, para mí, el único real, es que nunca se juegan en México, privando así a la afición del interior de la República de ver a su equipo. Se entienden las razones comerciales, pero deberían programar por lo menos uno al año, e irlo rotando de plaza, no sólo hacerlo en Estados Unidos.

Una de las dificultades para hacerlo, sin embargo, es que los rivales suelen preferir viajar al norte de la frontera y no a nuestro país. Y esas selecciones cobran en dólares, muchas veces un porcentaje de la taquilla, por lo que, aún mandando los equipos piteros que mandan a veces, podrían simplemente no aceptar jugar en México. 

Pero bueno, eso se podría resolver. Lo que no se podría resolver, si es que mataran los “moleros” de ahora en adelante, sería el presupuesto para las selecciones juveniles y femeniles. En efecto, ¿saben quién paga las giras y los ciclos preparatorios de esos representativos que no generan ingresos por sí mismos? Los famosos paisanos que van a ver a la selección en Carson, Phoenix y Nueva Jersey. 

Si cancelaran los “moleros”, habría menos recursos para preparar a todas las selecciones que no fueran la varonil mayor. Y entonces comenzarían las quejas, justificadas, de falta de preparación de esos representativos antes de sus eliminatorias y Mundiales. 

El siguiente argumento, aún más absurdo, es el que reza que engañan a los aficionados mexicanos en Estados Unidos llevándoles jugadores de la liga local y no a las estrellas. El asunto es que no es así. 

La gente que va a esos encuentros sabe perfectamente que no jugarán Chucky, Raúl o Édson. También que el rival no llevará a sus mejores hombres, salvo que se trata de Guatemala o Costa Rica. Y aún así va. ¿Saben por qué? Porque es una manera de acercarse a sus raíces. Los “moleros” son una fiesta para la gente que vive en las ciudades donde se disputan. Si se los quitamos, adiós fiesta, para ganancia de nadie.

El siguiente argumento random es que se abarata la camiseta de la selección. Yo más bien diría la contrario. Llevamos varios ciclos en los que los partidos importantes los juegan siempre los mismos jugadores. Pese a todas las rotaciones de Osorio y durante el proceso de Martino, las convocatorias se han mantenido muy estables, y pocos jugadores jóvenes o emergentes tienen oportunidad de mostrarse ante los técnicos.

¿Qué tiene entonces de malo? “Que es negocio de promotores para subir el precio de las cartas”, argumentan los hijos de Azteca de turno. ¿Ustedes creen que los clubes mexicanos no son capaces por lo menos de checar cuál fue el partido de selección en el que jugó Arnhold Rivas jr.? Y si no, entonces que me disculpen pero qué burros. Merecen que les acomoden a un petardo por no hacer su chamba. ¿Y qué tal que Rivas jr. juega un partidazo y de pronto se convierte en alternativa real de selección? Sin “molero”, jamás lo habríamos sabido.

El argumento más reciente, sobre todo de los clubes, es que el calendario está muy saturado y que los jugadores se pueden lesionar, Y ante eso, permítanme responder con un JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. ¿Los mismos clubes que juegan amistosos en Estados Unidos ante equipos random de la MLS cada que pueden? ¿Los que avalaron todos los torneos de chocolate que se juegan cada año allende el Río Bravo para embolsarse unos dólares? O sea, ¡tantita congruencia por piedad!

El argumento de que los “moleros” son perjudiciales es una de esas mentiras que de tanto repetirse se toman por verdades. Es cierto que la calidad no suele ser la mejor, y que no son realmente un reflejo del nivel de la selección y sus rivales, pero como dijera un personaje de cuyo nombre no quiero acordarme, “sirven para lo que sirven y no sirven para lo que no sirven”, y benefician al futbol mexicano mucho más de lo que lo perjudican, aunque, por alguna razón que no comprendo, a algunos no les guste oír eso.

Por Martín del Palacio

¿Tienen algún otro argumento de por qué no debería haber “moleros”? Échenmelo en twitter. O platiquémoslo juntos en Twitch. Pero, sobre todo, difundan este texto para que me anime a seguir escribiendo.

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